¿Sabías que la naturaleza tiene sus propias fórmulas mágicas?

Si alguna vez has sentido tu piel tirante, apagada o irritada, hay dos ingredientes que pueden cambiarlo todo: la miel y la avena.
Ambas son un clásico del cuidado natural por una razón simple: funcionan.
Y lo mejor, es que su combinación es tan suave que hasta las pieles más sensibles se benefician.

La miel es un humectante natural, lo que significa que atrae y retiene la humedad en la piel. Además, tiene propiedades antibacterianas y antioxidantes, ayudando a mantener la piel limpia y nutrida.
Por eso es ideal si tienes tendencia al acné, piel seca o simplemente quieres un glow natural.

Por su parte, la avena, es un maravilloso calmante. Reduce la picazón, la irritación y la inflamación. Por eso se usa en productos para bebés y pieles atópicas.
Cuando la mezclas con miel, obtienes una textura cremosa y reconfortante que limpia sin resecar y nutre sin engrasar.

En Lyma Mosqueta tenemos un jabón de avena, miel y leche, con el que podrás incorporar estos ingredientes a tu rutina de higiene personal, 

No lo olvides, tu piel, igual que tu cuerpo, se alimenta.
Cuanto más natural y sencillo sea lo que le das, más lo agradece.
La miel y la avena son un recordatorio de que el lujo no siempre viene en frasco… a veces, está en la despensa.

Tip casero rápido

Haz una mascarilla express mezclando:

  • 1 cucharadita de miel pura

  • 1 cucharada de avena molida fina

  • Unas gotas de agua o yogur natural

Aplícala 10 minutos, enjuaga con agua tibia y disfruta esa sensación de suavidad inmediata.